Existe una tensión en el oleaje.
Sus reflejos prueban la existencia de la
nada misma en una realidad falsa.
Observo como el viento anima la
danza de las hojas, el silencio cae
hasta desaparecer por completo.
No quiero seguir leyendo, nunca
quise hacerlo. Pienso en dónde
deberías estar, quizás el oleaje
te llevo consigo. Pero en el mar
solo quedan escombros de algo
que nunca pudo ser y ahora,
gracias a mis acciones estás
obligada a escarbar eternamente
por las entrañas del pasado, como
por el arte de una descarga eléctrica.
Gotas caen sobre mis pantalones y
es curioso, porque estoy abajo.
Pero prefiero abrir el libro y con
manos temblorosas quitar
el señalador, distraído en mi refugio.
Carolina Rodriguez - 1C
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