domingo, 13 de noviembre de 2022

Una caminata por la ciudad

 


08:00 Am

Otro día comienza. El cálido sol ilumina mis ojos. Mis orejas se sienten cálidas, mi cuerpo esta calentito y mi estomago ruge. Me levanto y camino hacia ninguna dirección aparente. Me sentía tan solo en la calle, pero esa soledad se acabó rápido.

Escucho ruidos, parecen bocinas. Son fuertes. Mis orejas duelen. Personas pasan a mi alrededor, parecen estar hablando por teléfono. No soy  humano, bueno, al menos no me parezco. El rechazo permanente de parte de las personas hacia mi me hace entender que no encajo, no soy como ellos.

 

10:00 Am

Ya me aburrí de caminar, mis patas duelen y tengo hambre. Me dirijo hacia el lugar al que siempre voy cuando tengo apetito, un restaurante. El dueño es un hombre de corazón, siempre me da algo de comer para no morir de hambre.

 

11:30 Am

Camino por las calles, los ruidos y bocinazos no paran. Se puede ver humo en el cielo, probablemente de las fábricas o puede ser… ¿Fuego?

Mientras sigo caminando a paso lento siento frío, pero no en todo el cuerpo; en mis patas. Bajo la mirada y veo un gran charco de agua. Hay algo a flote, parecen botellas y plásticos. Flotaban como barquitos de papel. El agua estaba sucia, no quise beber y pase de largo.

 

12:00 Am

Llegué a mi lugar favorito. La playa. No había nadie, estaba solo.

La arena estaba caliente, el viento soplaba fuerte. Corrí hacia el agua, estaba fría. Mire hacia la profundidad del océano. Había cosas en el mar. Barcos, lanchas, pero también me percaté de que había pequeños objetos flotando. Me metí al agua para sacarlas. Estaba fría y las olas furiosas. Al salir me detuve a observar que lo que había sacado del agua eran barbijos, botellas, plásticos y cartones. Mire hacia la ciudad. Me percate de los autos, el ruido, la basura, el humo. Los grandes edificios con sus ventanas brillosas, tan limpias que reflejaban el hermoso cielo.

Pero ahora me pregunto, ¿Se darán cuenta los humanos del daño que le hacen al planeta? ¿Acaso no saben cómo arruinan el mundo?

En el planeta vivimos todos y cada vez nos queda menos.

De repente, una enorme ola me baña y arrastra hacia el océano. Mis ojos están abiertos, me arden por la sal. El azul del mar era hermoso, y decidí cerrar mis ojos para por fin ser feliz, con la idea de despertar en un lugar mejor.

Luego, despierto en la costa, acostado en la arena. Me paro y me sacudo. Empiezo a caminar por el lugar, en dirección a la sombra de las altas palmeras que estaban a unos metros de allí.

Mientras caminaba pude escuchar la voz de un niño. Era alegre. Voltee la mirada y pude verlo. Un pequeño de pelo castaño, remera roja y shorts azules. Se acercó corriendo y me dio una pequeña caricia en la cabeza y en las orejas. Logré ver su mirada, tenía unos ojos verdes como el color de la esperanza. Y me percate de lo que me trasmitía, eso, esperanza…

Esperanza de que el mundo cambie, de que la gente razone, que sea consciente…

 

Hoy vivo con mi dueño. Gracias a él, decidí darle otra oportunidad a la sociedad y empezar a ver las cosas positivas y dejar de lado las negativas.


Isabel Olazabal .- 2B

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